Los ladrillos de HCCA optimizan la energía utilizada en la construcción, desde su proceso de fabricación, con mínimas emisiones de gases; en su transporte, siendo un material liviano requiere menos energía de movilización; en la reducción de materiales, ya que con un mínimo espesor y sin complementos, logra las propiedades deseadas; y en su gran aislación térmica, que favorece al ahorro y eficiencia energética.
A su vez, la versatilidad de los bloques de HCCA, los cortes precisos y la exactitud de sus medidas, permiten optimizar el material, reduciendo significativamente los niveles de desperdicio.
También destaca por su material ecológico: estos ladrillos no contienen sustancias tóxicas ni representan ningún peligro para la salud de las personas o del medioambiente. La composición inorgánica del material no atrae ni favorece la formación de plagas, ni produce algún tipo de polución.
Además, el ladrillo HCCA produce mejor aislación térmica que el ladrillo cerámico, lo que genera al usuario menor consumo energético.
Así, la construcción con ladrillos de HCCA genera bajo impacto ambiental y acompaña el cambio climático, presentándose como la solución inteligente y responsable para construir mejor, más rápido y con conciencia.
El hormigón celular curado en autoclave (HCCA) es un material versátil y eficiente, fabricado a partir de ingredientes sencillos, principalmente arena, que al mezclarse con cemento, cal y un agente expansor genera una masa con millones de microceldas de aire independientes. Tras un proceso de curado en autoclave, se obtiene un ladrillo que destaca por sus excepcionales propiedades y beneficios en el mercado.
El HCCA fue desarrollado en 1924 por el arquitecto sueco Johan Axel Eriksson, quien lo diseñó como una solución innovadora para la construcción, combinando las ventajas del concreto con una estructura más ligera y con superiores cualidades de aislamiento.
Durante el siglo XX, su uso se expandió ampliamente por Europa y Asia, consolidándose como una opción preferida tanto en proyectos residenciales como comerciales. Su adopción estuvo impulsada por su capacidad de mejorar la eficiencia energética, gracias a su excelente aislamiento térmico y acústico, además de su alta resistencia al fuego.En América Latina, este material ha ganado popularidad en tiempos recientes, a medida que los profesionales del sector buscan alternativas sostenibles y eficaces para la construcción.
Con la creciente tendencia hacia edificaciones más amigables con el medio ambiente y la necesidad de reducir el impacto ambiental, el HCCA sigue posicionándose como una pieza fundamental en el ámbito de la construcción moderna.
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Diferencias entre el ladrillo blanco y el ladrillo rojo convencional:
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